viernes, 26 de octubre de 2012

Ballena Franca Austral

La Ballena Franca es avistada cada año desde diversos puntos de la Costa Atlántica.

Foto:Rodrigo García/OCC

¿Qué sabemos de la Ballena Franca?

(Eubalaena australis)

La ballena franca es uno de los mamíferos mejor adaptado a la vida acuática. Su cuerpo robusto, ovalado, de gran tamaño, carece de aleta dorsal y de los surcos o pliegues ventrales (característica de la familia balaenidae). La cabeza está muy desarrollada, midiendo casi 1/3 del largo total del cuerpo. La maxila forma un rostro largo y angosto que se arquea hacia arriba dándole la forma típica. La aleta caudal es fibrosa, sin esqueleto óseo y con poderosos músculos, en los adultos puede medir más de 5 mts.

La piel es lisa, elástica y de color gris oscuro, con manchas blancas en el vientre de formas y tamaños diferentes. Hay muy pocos ballenatos que nacen de color casi blanco, pero a medida que el animal madura pierde esa tonalidad hasta alcanzar su coloración característica, o un color gris claro.

Longitudes promedios de adultos: machos= 14 mts. hembras= 16 mts.
Pesos promedios de adultos: 45 - 60 toneladas
Recién nacidos: longitudes= 4 a 6 mts. peso aprox.= 10 toneladas
Foto: Rodrigo García/OCC

Estos animales al adaptarse a la vida marina han perdido su cobertura pilosa (que tenía su antepasado terrestre) aunque no totalmente, actualmente podemos encontrar pelos (de 12 ó 14 mm de longitud) en la punta del hocico y también en la mandíbula inferior. Su función se cree que es sensitiva.

La ballena franca austral tiene dos características exclusivas que las diferencia de las demás especies de las grandes ballenas:

- La primera, es el modo de exhalación del aire en forma de "V" que puede alcanzar los 4 mts. de altura. Esta figura se forma porque posee dos orificios respiratorios externos, espiráculos, ubicados en la parte superior y posterior de la cabeza. Estos, divididos por un tabique cartilaginoso y cubiertos por dos membranas insertadas por fuertes músculos, que cierran herméticamente los orificios cuando el animal se sumerge evitando la entrada de agua a las vías respiratorias. Esta forma de soplido es importante porque permite identificar a la especie a mucha distancia sin la necesidad de ver a los animales.

- La segunda característica que distingue a la ballena franca, es la presencia de callosidades, áreas de piel engrosada, elevada (aproximadamente 5 cm de grosor) y de consistencia córnea, ubicadas en distintas partes de la cabeza. La distribución, dimensión y forma de estos callos varían de una ballena a otra y no están sujetos a cambios con el correr del tiempo, por lo que son utilizados para identificar a los animales individualmente durante toda la vida (homologable a las huellas digitales de los seres humanos). Las callosidades, que se desarrollan en la etapa fetal, son de color gris oscuro, pero están cubiertas por densas poblaciones de pequeños crustáceos anfípodos llamados Ciámidos (piojos de las ballenas) y en algunas ocasiones se intercalan Cirripedios (dientes de perro), que hacen que las callosidades aparezcan de color blancas (color característico), amarillas, anaranjadas o rosa claro. La distribución general de las callosidades se produce a lo largo del margen superior del labio inferior, mandíbula, superficie dorsal del rostro y sobre los ojos. El callo de mayor importancia por su tamaño es el "bonete" ubicado en la punta del hocico.

A pesar de no poder diferenciar a simple vista un macho de una hembra, sin la necesidad de ver el vientre del animal, existe un marcado dimorfismo sexual:

* Las hembras son más grandes que los machos.

* En los machos las callosidades son más numerosas y de mayor tamaño que en las hembras.

La longevidad de la ballena franca aún es una incógnita, pero se presume que puede ser entre 50 y 70 años.

Consideraciones evolutivas

Aunque normalmente se acepta que los cetáceos - ballenas y delfines - se originaron de mamíferos primitivos en los orígenes del período terciario (aproximadamente de 65 a 2,5 millones de años atrás), las especulaciones sobre su exacto origen evolutivo divergen considerablemente, debido a la escasez de evidencias fósiles, que sólo recientemente fueron enriquecidos por nuevos descubrimientos en Asia. Los restos fósiles más antiguos relacionados con las ballenas, Protocetus, (alrededor de 50 millones de años), indican su origen en carnívoros ancestrales.

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