Ballena Franca Austral
La Ballena Franca es avistada cada año desde
diversos puntos de la Costa Atlántica.
¿Qué sabemos de la Ballena Franca?
(Eubalaena australis)
La ballena franca es uno de los
mamíferos mejor adaptado a la vida acuática. Su cuerpo robusto, ovalado,
de gran tamaño, carece de aleta dorsal y de los surcos o pliegues
ventrales (característica de la familia balaenidae). La cabeza está muy
desarrollada, midiendo casi 1/3 del largo total del cuerpo. La maxila
forma un rostro largo y angosto que se arquea hacia arriba dándole la
forma típica. La aleta caudal es fibrosa, sin esqueleto óseo y con
poderosos músculos, en los adultos puede medir más de 5 mts.
La
piel es lisa, elástica y de color gris oscuro, con manchas blancas en el
vientre de formas y tamaños diferentes. Hay muy pocos ballenatos que
nacen de color casi blanco, pero a medida que el animal madura pierde
esa tonalidad hasta alcanzar su coloración característica, o un color
gris claro.
Longitudes promedios de adultos: machos= 14 mts.
hembras= 16 mts. Pesos promedios de adultos: 45 - 60 toneladas Recién
nacidos: longitudes= 4 a 6 mts. peso aprox.= 10 toneladas
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Estos animales al adaptarse a la vida marina han perdido su cobertura
pilosa (que tenía su antepasado terrestre) aunque no totalmente,
actualmente podemos encontrar pelos (de 12 ó 14 mm de longitud) en la
punta del hocico y también en la mandíbula inferior. Su función se cree
que es sensitiva.
La ballena franca austral tiene dos
características exclusivas que las diferencia de las demás especies de
las grandes ballenas:
- La primera, es el modo de exhalación del
aire en forma de "V" que puede alcanzar los 4 mts. de altura. Esta
figura se forma porque posee dos orificios respiratorios externos,
espiráculos, ubicados en la parte superior y posterior de la cabeza.
Estos, divididos por un tabique cartilaginoso y cubiertos por dos
membranas insertadas por fuertes músculos, que cierran herméticamente
los orificios cuando el animal se sumerge evitando la entrada de agua a
las vías respiratorias. Esta forma de soplido es importante porque
permite identificar a la especie a mucha distancia sin la necesidad de
ver a los animales.
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- La segunda característica que distingue a la ballena franca, es la
presencia de callosidades, áreas de piel engrosada, elevada
(aproximadamente 5 cm de grosor) y de consistencia córnea, ubicadas en
distintas partes de la cabeza. La distribución, dimensión y forma de
estos callos varían de una ballena a otra y no están sujetos a cambios
con el correr del tiempo, por lo que son utilizados para identificar a
los animales individualmente durante toda la vida (homologable a las
huellas digitales de los seres humanos). Las callosidades, que se
desarrollan en la etapa fetal, son de color gris oscuro, pero están
cubiertas por densas poblaciones de pequeños crustáceos anfípodos
llamados Ciámidos (piojos de las ballenas) y en algunas ocasiones se
intercalan Cirripedios (dientes de perro), que hacen que las
callosidades aparezcan de color blancas (color característico),
amarillas, anaranjadas o rosa claro. La distribución general de las
callosidades se produce a lo largo del margen superior del labio
inferior, mandíbula, superficie dorsal del rostro y sobre los ojos. El
callo de mayor importancia por su tamaño es el "bonete" ubicado en la
punta del hocico.
A pesar de no poder diferenciar a simple vista
un macho de una hembra, sin la necesidad de ver el vientre del animal,
existe un marcado dimorfismo sexual:
* Las hembras son más
grandes que los machos.
* En los machos las callosidades son más
numerosas y de mayor tamaño que en las hembras.
La longevidad de
la ballena franca aún es una incógnita, pero se presume que puede ser
entre 50 y 70 años.
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Consideraciones evolutivas
Aunque normalmente se acepta que los cetáceos - ballenas y delfines -
se originaron de mamíferos primitivos en los orígenes del período
terciario (aproximadamente de 65 a 2,5 millones de años atrás), las
especulaciones sobre su exacto origen evolutivo divergen
considerablemente, debido a la escasez de evidencias fósiles, que sólo
recientemente fueron enriquecidos por nuevos descubrimientos en Asia.
Los restos fósiles más antiguos relacionados con las ballenas,
Protocetus, (alrededor de 50 millones de años), indican su origen en
carnívoros ancestrales.
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