VIBORAS VS. CULEBRAS
Por
Hugo Combi
tracciontotal@equinox.com.uy
www.tracciontotal.cjb.net
La clasificación de
ofidios planteada en el título, en la cual el término "víbora" apunta a
identificar un ofidio venenoso y "culebra" a uno inofensivo (recuérdese
que esto está escrito para Uruguay)o no peligroso para el hombre no es
un método convencional o científico. Surge de la nomenclatura de una
especie venenosa europea, que nuestros colonizadores introdujeron en
nuestro lenguaje habitual.
Los ofidios, entre
nuestros reptiles, son habitualmente víctimas sistemáticas de la falta
de información de las personas que los enfrentan y los eliminan.
Muchas veces esto es
causado porque en el cine o la televisión, aquello que vende tiene que
ver con las especies peligrosas, por lo cual lo que se ve, tiene que
ver, más que nada, con cobras o cascabeles, o demás especies venenosas y
con historias macabras.
La consecuencia suele ser
que cualquier cosa que cometa el "delito" de reptar está condenada a
muerte por las dudas.
Suele olvidarse que lo
que se ve en esos casos suele provenir de medios foráneos, lo que
implica también una fauna y un entorno diferentes al nuestro.
Existen motivos
culturales ancestrales que hacen que los ofidios sean mal vistos,
personificaciones de seres malignos como las que surgen de la Biblia,
por ejemplo, que los condenan por el simple hecho de ser diferentes.
Vieja historia para la especie humana.
La finalidad básica de
estas páginas consiste en colaborar para evitar situaciones de riesgo
para los seres humanos y al mismo tiempo evitar muertes innecesarias de
especies inofensivas y muchas veces beneficiosas. Si logramos que además
el lector sea capaz de reconocer y almacenar algún dato de observación
personal recabado en el campo, tal vez hayamos logrado un nuevo amigo de
estos animales por demás interesantes.
OFIDIOS
EN URUGUAY
En nuestro país existen
algo más de treinta especies de las clasificadas como "Serpentes",
suborden que incluye nuestros diferentes ofidios. De ese número
solamente cuatro son peligrosas para el hombre.
De ellas, dos especies
están en franco retroceso, sea por la captura y muerte a que se las
sometió o por la competencia por el hábitat, lucha en la cual la especie
humana las viene venciendo rápidamente.
Esas dos son la Coral y
la Cascabel.
Las otras dos especies
son la Crucera y la Yara o Yarará.
Se ubican en 14 de
nuestros 19 departamentos. Con un mínimo de precauciones es posible
evitar accidentes con cualquiera de las cuatro.
En el cuadro y las fotos
va una lista de las características visibles (sin aproximarse demasiado)
para diferenciar un ofidio venenoso (víbora) de una culebra inofensiva.
VIBORA CULEBRA
CABEZA Triangular
Redondeada
CUELLO Bien marcado Poco o
nada
COLA Corta y bien
continuada con el
cuerpo sin diferencias marcadas
COLORES Dibujos bien
Lisos o diseños
marcados o poco regulares anillos
con rojo
EXCEPCIONES
Como toda regla, las
medidas que utilizamos habitualmente para diferenciar culebras de
víboras también tiene su excepción. Existe en Uruguay una especie de
víbora, la Coral o Víbora de Coral, que posee todas las características
externas de culebra: cabeza pequeña, redondeada, cuello no marcado, cola
mal delimitada, etc.. La presencia de glifos, así como la ubicación del
aparato inoculador la presentan como perteneciente a la categoría de
proteroglifas.
De hecho es la única
especie de este grupo que habita en nuestro país. Por otro lado y para
la tranquilidad de todos, el poco desarrollo, la pequeña cabeza, los
glifos pequeños y con canal abierto, así como el temperamento poco
agresivo hace que este animal no esté dentro de las estadísticas de
accidente ofídicos.
La contrapartida de lo
que señalamos antes está dada por una especie de culebra totalmente
inofensiva para el hombre, carente de glifos (aglifa), con la
conformación de una víbora venenosa.
Se trata de la Listrophis
d'orbigny, conocida como Falsa Coral por la presencia de los colores
amarillo, negro y rojo.
A diferencia de la Coral,
el color rojo es visible sólo cuando el animal levanta y enrosca la
cola (señalando el rojo como color de alerta en la naturaleza).
En la Coral verdadera,
los tres colores se presentan de forma claramente alternada, formando
anillos completos.
En la Falsa, los colores
dorsales son amarillo y negro, a veces y observando con más detalle
existen manchas pardas de pequeño tamaño pudiendo también aparecer algún
pequeño detalle rojo, sólo visible muy de cerca.
La forma del cuerpo,
corto, grueso, cabeza marcada, cuello bien definido, cola corta, así
como la coloración dorsal hacen que también se la conozca como Falsa
Crucera.
De cualquier manera es
importante recalcar su total inofensividad. Además, un animal no puede
ser a la vez dos cosas.
Si bien tiene
características de Coral, también las tiene de Crucera, por lo tanto es
lógico pensar que no es ninguna de las dos.
Existe otra especie de
Falsa Coral (Oxirhopus rombifer) que también tiene características de
"culebra" y es una "culebra" inofensiva, que a veces es confundida con
una Coral por la presencia de los colores rojo, negro y amarillo. Sin
embargo no presenta anillos.
Presenta rombos dorsales
de color negro, con manchas rojas sobre fondo amarillo.
MITOS Y LEYENDAS
ES
FALSO QUE...
...
los ofidios hipnotizan a su presa.
El mito surge del ojo que
no posee párpados y de la presa que opta por no moverse para no ser
detectada.
... los ofidios maman
de mujeres o animales.
Este mito surge de la
relación entre el miedo y la descarga de adrenalina y el efecto opuesto
de esta hormona con la occitocina, que es responsable de la bajada de la
leche en los mamíferos. Como causa se agrega el aspecto similar de la
leche cuajada de las deposiciones de los reptiles por el hecho de que en
su sistema el aparato urinario y el digestivo desembocan en forma
conjunta en una cloaca. Ni su lengua ni la estructura muscular y ósea le
permiten succionar.
... las víboras pueden
producir algún tipo de daño con la lengua o con la cola.
La primera sirve como
órgano de percepción y la segunda es utilizada como una distracción para
la presa o el agresor por algunas especies o como forma de mostrar
ciertos colores que en la naturaleza indican peligro.
... las víboras son
repelidas por el ajo.
La evidencia científica
disponible indica que el ajo no ejerce ningún tipo de efecto sobre los
ofidios.
... un glifo o diente
inoculador desprendido e incrustado en una prenda de ropa o calzado (una
bota de potro, dice la leyenda), pueda causar la muerte de una persona.
El glifo es sólo un
vehículo para el veneno. Sin la glándula productora y los sacos donde se
almacena el mismo, sólo una ínfima cantidad podría introducirse a
través de la piel que se pudiera lesionar con la pieza incrustada.
Existe un mito que no nos
atrevemos a refutar ni sugerimos que se intente comprobar a menos que
se disponga de los medios adecuados de seguridad. Nuestra gente de campo
dice que las víboras se despojan de sus sacos de veneno al entrar al
agua.
Por lo tanto se supone
que no muerden mientras nadan.
Es totalmente imposible
que los animales de desprendan de parte de su anatomía siendo el
fundamento por el cual se presume o asegura que no muerden, el hecho de
que para poder dar un bote necesitan tener apoyados dos tercios de su
longitud total. Al no tener apoyo sólido no pueden o no podrían
proyectar la cabeza en el "bote".
AGRESIVIDAD Y TEMPERATURA
Existe una relación entre
la temperatura ambiente y las posibilidades de recibir una mordida. Los
reptiles son animales poiquilotermos, es decir que se supone que no son
capaces de regular su temperatura corporal. Esta depende de la del
medio.
Cuando la temperatura
ambiente baja, su velocidad de reacción disminuye. Científicos de la
Universidad de Wyoming han realizado investigaciones con animales de la
especie Crotalus viridis viridis (Cascabel) y han determinado que el
comportamiento defensivo se traduce, en primera instancia, en fuga
siempre y cuando la temperatura corporal del reptil sea alta, mientras
que en especímenes cuya temperatura es baja, la reacción pasa a ser de
agresión.
Según una teoría, esta
agresión le permite al animal con menos velocidad de reacción, ganar
tiempo para huir, instintivamente manejando su inferioridad de
condiciones. Esto significa que existen mayores posibilidades de recibir
una mordida en las horas de menor temperatura del día o en las épocas
menos calurosas del año. Considerando la presencia de tres especies de
la familia Crotalidae en nuestro país: la Cascabel (Crotalus durissus
terrificus), la Crucera (Bothrops alternatus) y la Yara (Bothrops
neuwiedii pubescens), lo que nos hace suponer, sin que se haya
confirmado a través de una investigación científica directa, que los
datos de la investigación de Goode y Duvall, de la Universidad de
Wyoming, podrían perfectamente ser válidos para nuestras especies
venenosas.
¿QUÉ HACER FRENTE A UN
ACCIDENTE OFIDICO?
Lo primero e
imprescindible es la identificación de la especie agresora. En el caso
de tratarse de especies aglifas u opistoglifas (ver clasificación) la
herida no presentará marcas de glifos, solamente de dientes macizos, de
pequeño tamaño y a veces de "arañazos" producidos al desplazarse éstos
sobre la piel.
En estos casos deberá
tratarse la herida más como una lesión sucia que como una inoculación.
En caso de mordedura de
solenoglifa, es imprescindible el tratamiento médico urgente. Si bien
existe un plazo razonable, cuanto antes se inicie el tratamiento,
mejores serán los resultados. En el interior de nuestro país existe una
abundante distribución de suero antiofídico en los centros de
asistencia, lo que permite un tratamiento adecuado.
En el caso de accidente
por Coral, se aplica un suero bivalente, que es aplicable a las víctimas
de mordedura de Cascabel.
Está siempre
contraindicada la aplicación de torniquetes, cortes y otras maniobras.
Siempre recordar la
necesidad de identificar al ofidio y en caso de ser éste venenoso
recurrir al médico.
OFIDIOS QUE CONTROLAN PLAGAS
Existen numerosas
especies de ofidios capaces de controlar plagas o especies no deseadas.
El más conocido de los controles biológicos realizado por estos
reptiles, tal vez sea el de los roedores. Varias son las especies que se
alimentan de esta plaga; desde los Bothrops (Crucera y Yara), la
Cascabel (Crotalus durissus terrificus) venenosas ellas, hasta
diferentes especies con hábitos primordialmente ofiófagas pero que no
rechazan un roedor que se les cruce. Nos referimos a la Mussurana y
Mussurana del Sur (Clelia occipitolutea y rústica).
A nivel de control de
ofidios venenosos existe un género, el ya mencionado Clelia, cuya
alimentación básica es de ofidios. Es por este motivo que la especie es
protegida por nuestro hombre de campo. Ha sido estudiado en nuestro país
el hecho de que a la especie occipitolutea conocida por Mussurana,
cuyos ejemplares pueden superar el metro setenta, es inmune la veneno de
los Bothrops y de la Cascabel. Esto la transforma en una especie
doblemente beneficiosa para el hombre. Sobre todo en las zonas donde la
actividad del hombre comparte territorio con las citadas especies
venenosas.
También la Coral es de
hábitos ofiófagos, mientras que una de las variedades de Falsas corales,
la Oxirhopus rombifer, reconocible por sus rombos negros, sobre fondo
rojo y amarillo, es a la vez ofiófaga y rodentófaga.
Por último existen
especies capaces de controlar diferentes moluscos. En el Norte de
nuestro país encontramos la Falsa Yara (Tomodon ocellatus) especie con
coloración similar a la Yara, que se alimenta de babosas. También en el
litoral Norte habita la Dormideira (Sibynomophus urgidus) gran
controlador de caracoles. Es importante analizar hasta qué punto es
conveniente proteger estas especies. Incluso las venenosas que habiten
en zonas alejadas de la actividad humana.
ESPECIES VENENOSAS DEL
URUGUAY Y SU DISTRIBUCION
CRUCERA -
(Bothrops alternatus). Habita generalmente en lugares bajos, áreas de
bañado o de pajonales. Su tamaño puede superar el metro con ochenta. Se
reconoce con facilidad por sus diseños con forma de "C" invertida a los
costados de su cuerpo. No es esperable encontrar y mucho menos ver a
distancia prudencial la mancha en cruz en la cabeza, que paradójicamente
le da su nombre. Su alimentación es básicamente rodentófaga (roedores).
Por ese motivo y a pesar de la peligrosidad es un excelente control
biológico. Estadísticamente se dan más de medio centenar de accidentes
ofídicos involucrando a esta especie por año.
YARA o YARARÁ -
(Bothrops neuwiedii pubescens). Prefiere a diferencia de la crucera,
zonas pedregosas y de serranía. Se distribuye en casi todo el país, en
áreas de esas características. Es bastante más agresiva que la crucera,
aunque de menor tamaño. Se le reconoce por sus manchas o diseños
trapezoidales en flancos. Su alimentación incluye roedores, aves
pequeñas, batracios y reptiles. Su mordedura es dolorosa y peligrosa,
pudiendo al igual que la anterior producir la muerte de la víctima si
esta no recibe tratamiento en tiempo y forma.
CASCABEL -
(Crotalus durissus terrificus). Es la más escasa de nuestras especies
venenosas. Fácilmente reconocible por su apéndice córneo capaz de
producir un sonido característico. Llega a desarrollar un tamaño
considerable, superando el metro de longitud. Es además una especie de
cuerpo grueso, lo que la hace más impresionante. Su alimentación es
también a base de roedores.
Sus movimientos no son de
la rapidez de las especies mencionadas anteriormente.
Estas tres especies son
fundamentalmente de hábitos crepusculares y nocturnos a pesar de lo cual
es muy común encontrarlas al sol durante el día en actitud de reposo.
CORAL -
(Micrurus frontalis altirostris). Este ofidio rompe todos los esquemas
clásicos de identificación de especies venenosas. Posee todas las
características de culebra inofensiva.
Su temperamento
extremadamente pacífico hacia el hombre hace que no existan accidentes
ofídicos por mordedura de coral. Contribuye a esto su reducido tamaño,
ya que la especie que vive en nuestro país no excede el medio metro, lo
que hace que su tamaño, asociado a su proporcionalmente pequeña cabeza,
la mordedura resulte bastante poco viable.
A pesar de esto la
toxicidad de su veneno es extrema, por lo que en caso de duda, implica
evitar siempre la manipulación. Es fácilmente identificable por la
presencia de anillos rojos. Solamente la Coral verdadera posee anillos
completos. Las especies de Falsas corales que habitan Uruguay, no poseen
anillos sino manchas, aunque los colores sean similares.
Su alimentación es
ofiófaga, es decir que se alimenta de otras víboras.
Toda su mansedumbre
desaparece en presencia de la presa, a la que ataca ferozmente y en
forma reiterada.
UNA FORMA DE CLASIFICAR OFIDIOS
Es según la
presencia, ubicación y conformación de piezas dentarias destinadas a la
inoculación de veneno.
Estas piezas suelen
denominarse glifos. Se ubican en el maxilar superior y van acompañadas
de una glándula.
La clasificación de
acuerdo a la presencia o no de glifos no está necesariamente relacionada
con la habitual clasificación zoológica que se relaciona con su estadio
evolutivo. (Clasificación filogenética). Simplemente permite determinar
niveles de desarrollo específico de uno o varios órganos, que
condicionan su forma de alimentarse y su peligrosidad para el hombre. De
acuerdo a este criterio, el primer grupo a considerar es el de las
AGLIFAS:
Se trata de especies que no poseen glifos, por
consiguiente tampoco glándulas productoras de veneno. Si bien estas
especies no son capaces de inocular ningún tipo de sustancia tóxica, la
ausencia de glifos no elimina la presencia de dientes macizos, cuya
función es exclusivamente prensil.
Las especies de este
grupo presentan distintos niveles de agresividad, que nada tienen que
ver con su peligrosidad. Un ejemplo de este tipo lo constituye la
Helicops carenicauda, especie que suele acompañar las crecientes de los
rios Uruguay y Paraná, las cuales arrojan grandes cantidades de
camalotes a las costas del Río de la Plata. Se trata de los ofidios de
dorso oscuro y vientre amarillo y negro o rojo y negro. Su agresividad
es tal, que en zonas de nuestro país donde la especie es relativamente
frecuente, nuestros hombres de campo la suelen denominar "Crucera de
agua".
Valga la repetición, esta
especie a pesar de su agresividad y del nombre que se les da a algunas
zonas del interior, es totalmente inofensiva.
Como ejemplo de especies
"mansas" dentro del mismo grupo, podemos citar las del género Liophis,
frecuentes en bañados o zonas arenosas, verdes o amarillas con negro
(Poecilogirus, anómala entre otras).
OPISTOGLIFAS:
En este grupo encontramos
un sinnúmero de especies en Uruguay, muchas de ellas beneficiosas para
el hombre como control de plagas. Se trata de especies con glifos
presentes, con una glándula productora de un veneno de escasa toxicidad
para el hombre. La característica fundamental de los ofidios de este
grupo es la ubicación de los glifos, similar a la de los molares de un
mamífero. Esto hace que sea muy difícil la inoculación, salvo en casos
de animales extraordinariamente grandes o cuando se les manipula en
forma descuidada. También en este grupo encontramos diferentes niveles
de agresividad, desde la "Parejera" (Philodryas patagoniensis) la
"Verde" del color indicado, brillante y de hábitos arborícolas
(Philodryas aestivus) a las increíblemente mansas "Mussuranas" (Clelias
occipiotoluteas y rústicas).
PROTEROGLIFAS:
Estas poseen un sistema de captura más evolucionado que las
anteriores. Presentan glifos ubicados en posición anterior, similar esta
a la de los caninos en los mamíferos, con un surco por donde baja el
veneno desde los sacos de las glándulas.
Esos glifos son de tamaño
relativamente pequeño, fijos (no retráctiles) y el veneno, desde el
punto de vista bioquímico es de una toxicidad elevada. Sin embargo, la
única especie de este grupo, no registra víctimas en Uruguay.
¿Causas? Varias a saber:
en primer lugar el hombre ha ido avanzando en los territorios y compitió
de manera satisfactoria, reclamando para sí terreno antaño habitado por
la Coral. En segundo lugar, las características tanto morfológicas
(cabeza pequeña, glifos con surco abierto, pequeña talla en general)
como su temperamento poco agresivo.
SOLENOGLIFOS:
Este grupo presenta la mayor sofisticación en su "equipo de captura".
Los glifos son retráctiles, lo que permite un tamaño mucho mayor, ya que
ubicados también en posición anterior, se despliegan al abrirse la boca
y se repliegan a lo largo del maxilar superior cuando ésta se cierra.
Como complemento del
sistema, cuentan con venenos de gran poder y glifos con conductos
cerrado a la manera de una aguja hipodérmica. Esto último asegura al
ofidio que si la mordedura se realiza a través de una capa de pelo muy
densa (o de ropa) el veneno entra en contacto con los tejidos siempre.
Tres especies habitan
territorio uruguayo que se nuclean en el grupo de las solenoglifas:
crucera o Víbora de la Cruz (Bothrops alternatus) Yara o Yarará
(Bothrops neuwiedii pubescens) y Cascabel (Crotalus durissus
terrificus). De acuerdo al criterio que seleccionamos para este informe,
las especies incluidas en el grupo aglifas y opistoglifas entran en
categoría de culebras y las de los grupos proteroglifas y solenoglifas
en la de víboras.
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